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El sello ni siquiera se molestó en afeitarse la casa antes de la reunión, porque sabe perfectamente que la máquina de gofres, codiciosa de todo, en cualquier caso estará satisfecha con todo. A ella le gusta chupar los hongos de su novio, chicas mexicanas peludas dejar que la folle en la garganta e incluso lamer sus peludas bolas de beso. Por eso, al final, todavía merece un beso en el coño (e incluso un condón, para que esa perra no tenga que lavarse más tarde).